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lunes, 28 de noviembre de 2011

Coches sí, bicis no

Muchos se lo han dicho (nada más por chingarlo) y él lo sabe: durante el viaje el Araño ganó un chingo de peso. Es eso o sus pantalones se encogieron.

Créanle, cuando uno trabaja para un banco lo que menos se tiene, después del dinero, es tiempo. Si a eso se le agrega una lesión de rodilla, las posibilidades de hacer ejercicio se ven reducidas al mínimo.

Afortunadamente el Araño no vive taaaaaaan lejos de donde trabaja. Según Google Maps son entre 6.5 y 7 Km, dependiendo de la ruta que se tome.

Así pues, hoy decidió empezar una nueva actividad para ahorrarse varo, evitar la frustración de usar el transporte público, divertirse y, de paso, hacer algo en contra de la colosal panza que se carga: hoy se vino al trabajo en su poderosa bicicleta.

Gracias a las indicaciones de Google Maps se perdió varias veces en el camino, fue a la tercera cuando finalmente decidió mandar al carajo las indicaciones y mejor se fue siguiendo al Metrobús, así no había pierde.

Llegó 15 minutos tarde a la oficina. Nada mal considerando todo el tiempo que perdió al haberse equivocado o seguirse de largo en varias calles.

El edificio donde trabaja el Araño tiene como 3 o 4 niveles de estacionamiento. No pretendía meter la bicla ahí porque ya sabe que en todas las oficinas siempre es un pedote tener un “cajón”. Afortunadamente justo frente al edificio hay una reja, le da la sombrita y la gente de seguridad puede echarle un ojo.

Y ahí estaba el Araño a punto de amarrar su bici cuando se le acerca uno de los putos monos de seguridad:

- No se pueden amarrar bicicletas ahí, joven
- ...¿por qué?
- No se puede, nos llaman al atención
- Pero aquí trabajo, para Bancómer
- Luego pasa la grúa y se las llevan
- (No me la chupes...) Pero ésta de aquí está amarrada
- Ah, es del mensajero, nada más acaba de repartir y se va
- ¿Entonces dónde la pongo?
- No sé, pero aquí no
- (Ah, qué pinche útil y graciosito...) Mire, si viviera aquí cerca me regresaba y la dejaba en mi casa, ¡pero no es el caso!

- Bueno, podría dejarla detrás de algún coche de otro compañero de BANCOMER
- Pfffffff... pues déjeme ver...

Pasaron 2 compañeros, el Araño les comentó el desmadre y le dijeron que iban a ver quién traía nave.
Pasó media hora y no regresaban.

- Oiga, ya écheme la mano, mis compañeros no regresan, tal vez nadie trae carro, hace ya una hora que debería estar en la oficina y anda más estoy aquí perdiendo el tiempo

- A ver, hable con mi compañero

Y ahí va el Araño con el otro gorila mamón:

- Oiga, me dijo su compañero que hablara con usted. ¿Dónde puedo poner mi bici?
- En la reja no se puede porque nos llaman la atención
- (...otra vez la puta burra al trigo) Sí, ya sé, pero allá adentro, donde sea
- No, no se puede, no nos hacemos responsables del vehículo si le pasa algo
- No importa, es sólo por hoy
- No, no se puede
- ¿Pero por qué?
- Porque luego entran y salen las motos y le puede pasar algo. Puede dejarla en el poste allá
- Sí, bueno... ¿y si se la roban?
- Se la puede encargar a la seora de las revistas. Le va a cobrar, pero...
- Pfffff.. si ése era el chiste: ahorrarme lo del pasaje
- Pues así es esto

Ni modo, el Araño tuvo que ir a amarrar su bicla al poste de la esquina y encargársela al ñor de la reparadora de zapatos callejera.

En momento como estos no queda otra que citando textualmente al Santo Patrono de las Putitas y los Culeros, Su Santidad el Escorpión Dorado: ¡¡¡Chingada puta madre verga cola caca culo pedo pis!!!

Parece broma que en este país, los coches y las motos tengan más derechos que una simple bicicleta.
A ver si la bici sigue ahí a la hora de la salida :(