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miércoles, 25 de abril de 2012

Con coche, ¡imposible!

Sí, hace un ratote que tengo al blog abandonado... hoy sólo vengo a compartirles algo que me encontré en uno de los blogs del trabajo:


CON COCHE, IMPOSIBLE
Martes 13 Marzo 2012 por Medio Ambiente


Los conductores de Copenhague se quejan de que el responsable de la ordenación del tráfico de su ciudad está allí para hacerles la vida imposible. Pero eso lo dicen porque no conocen Zurich. Los suizos tienen fama de sistemáticos y en este caso lo demuestran con creces.


Los responsables municipales de Zurich han desarrollado una política para poner trabas a los vehículos privados hasta límites desconocidos. Se han añadido semáforos muy juntos en las calles que conducen al centro para causar retrasos y angustia a los conductores. Los pasos subterráneos, que antes dejaban pasar libremente a los coches, han sido cerrados. Los conductores de los tranvías pueden cambiar las luces del semáforo a su favor cuando se acercan a ellas con el fin de obligar a los coches a pararse. Los centros comerciales han restringido el número de aparcamientos. En casi todas las plazas los coches están prohibidos y, en las zonas donde pueden circular, los límites de velocidad obligan a ir a paso de tortuga, quitando la necesidad de tener pasos de cebra y dando la prioridad de paso en todo momento al peatón.


Detrás de esta política no hay un grupo de burócratas psicópatas. Son servidores públicos convencidos de que esta es la única forma de devolver la ciudad a las personas. Todo esto ha contribuido a que en la última década se haya incrementado en un 45% el número de hogares que no tienen coche, que utilizan la bicicleta o el tranvía para moverse y que contratan servicios para compartir coche cuando tienen que salir de la ciudad.


Lógicamente, una parte de la población no está de acuerdo, pero los ejemplos de Copenhague y Zurich muestran que las críticas no suelen tener fundamento. Los comerciantes, uno de los grupos más opuestos en principio a estas medidas, han experimentado subidas de ventas en ambas ciudades, impulsadas por el aumento de peatones en las zonas comerciales. Y el crecimiento económico ha sido notable en ambos casos. ¿Sería posible hacer lo mismo en ciudades como Madrid o México? Pues sería cuestión de probar, porque las ventajas parecen sobrepasar con creces los inconvenientes.




Con coche, ¡imposible!

Sí, hace un ratote que tengo al blog abandonado... hoy sólo vengo a compartirles algo que me encontré en uno de los blogs del trabajo:

 

CON COCHE, IMPOSIBLE
Martes 13 Marzo 2012 por Medio Ambiente

Los conductores de Copenhague se quejan de que el responsable de la ordenación del tráfico de su ciudad está allí para hacerles la vida imposible. Pero eso lo dicen porque no conocen Zurich. Los suizos tienen fama de sistemáticos y en este caso lo demuestran con creces.

Los responsables municipales de Zurich han desarrollado una política para poner trabas a los vehículos privados hasta límites desconocidos. Se han añadido semáforos muy juntos en las calles que conducen al centro para causar retrasos y angustia a los conductores. Los pasos subterráneos, que antes dejaban pasar libremente a los coches, han sido cerrados. Los conductores de los tranvías pueden cambiar las luces del semáforo a su favor cuando se acercan a ellas con el fin de obligar a los coches a pararse. Los centros comerciales han restringido el número de aparcamientos. En casi todas las plazas los coches están prohibidos y, en las zonas donde pueden circular, los límites de velocidad obligan a ir a paso de tortuga, quitando la necesidad de tener pasos de cebra y dando la prioridad de paso en todo momento al peatón.

Detrás de esta política no hay un grupo de burócratas psicópatas. Son servidores públicos convencidos de que esta es la única forma de devolver la ciudad a las personas. Todo esto ha contribuido a que en la última década se haya incrementado en un 45% el número de hogares que no tienen coche, que utilizan la bicicleta o el tranvía para moverse y que contratan servicios para compartir coche cuando tienen que salir de la ciudad.

Lógicamente, una parte de la población no está de acuerdo, pero los ejemplos de Copenhague y Zurich muestran que las críticas no suelen tener fundamento. Los comerciantes, uno de los grupos más opuestos en principio a estas medidas, han experimentado subidas de ventas en ambas ciudades, impulsadas por el aumento de peatones en las zonas comerciales. Y el crecimiento económico ha sido notable en ambos casos. ¿Sería posible hacer lo mismo en ciudades como Madrid o México? Pues sería cuestión de probar, porque las ventajas parecen sobrepasar con creces los inconvenientes.