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domingo, 23 de marzo de 2008

¡Te invitamos!

 

Durante las vacaciones de febrero el Araño andaba de vago junto con el tico, la polaca y una compañera de ella.
Mientras andaban en Toulouse, las 2 polacas andaban buscando opciones para continuar su viaje. Supuestamente querían ir a Persignan “para ver el mediterráneo” (esa mamada…), pero a final de cuentas decidieron ir  Bordeaux.


- ¿Y ya tienen dónde quedarse?
- No, apenas vamos a llamar al hostal
- A ver, aguanten… tiptiptiptip… riiiiiiing… riiiiiiiing… ¿Sí? ¿Qué onda, we? ¿Cómo que quién soy? Pues el Araño. ¿No tienes mi número en la agenda, pinche paisano? Vales mergas, pinche Fer… oye, tengo aquí a unas amigas polacas que quieren ir a tu rancho pero no tienen dónde hospedarse, ¿las recibes o qué tranza? ¿Cómo que ya tienes 5 weyes ahí? ¿Seguro de que les encuentras lugar ahí apretujadas con los demás o en casa de tus cuates? Órale pues, yo les doy tu número y ahí que te busquen, llegan como a las 10:30. Órale, ya vas, nos vemos. Listo, chicas. Ya tienen dónde quedarse

 

 

 

Ahora situémonos en la semana pasada. La polaca le decía al Araño:


- ¿Qué vas a hacer el fin de semana de Pascua?
- No he organizado nada… al fin que 2 semanas después empiezan (otra vez) las vacaciones
- Es que nosotras vamos a Bordeaux, ya le hablamos a Fernando
- Ah… (míralas nada más… les sacan provecho a mis contactos…)
- Si quieres puedes venir con nosotras
- Mmmmmmhhhhh… sí… puede ser… (o sea… ¿me están invitando a ver a MIS cuates y a hospedarme en casa de ELLOS? No entiendo… ¿dónde está el “favor?)
- Pero vamos a ir en coche
- Oh… ¡eso está muy bien! (al menos el chistecito va a salir barato)
- Sólo que hay un problema…
- ¿Cuál? (ya valió mergas… esta se va a sacar una jalada)
- Que en el coche sólo hay 5 lugares
- Ajá…
- Vamos yo, Basha que es la que tiene el coche, Katarzyna (Katayena), Marzyna (Mayena)… y además puede que también venga el novio de Marzyna, así que tendrías que irte en tren (o sea, wey, te estamos haciendo el favo de invitarte, así que ni creas que una de nosotras se va a chutar el viaje en tren). También puede que un día vayamos a [insertar nombre de un pueblo cercano a Bordeaux aquí] y tendrías que irte en tren otra vez
- Ah… bueno… déjame ver en cuánto andan los boletos

 

Bah… los boletos que normalmente andan en 12 fierros ya estaban en 25 el de ida y 30 el de regreso… y conociéndolos, la borrachera se iba a hacer en un bar latino en el que seguramente la pura entrada sale en 10 fierrotes y te dejan caer en 4 la cheve de cuartito que en realidad vale 30 miserables centavos.

 

 

 

Observaciones: 5 personas, 2 días de hospedaje… hasta en el hostal más jodido cada persona paga 20 fierros por día, así que técnicamente se están ahorrando 200€, al Araño lo mandan en tren cuando los precios de los boletos ya andan por las nubes y encima le quieren hacer creer que le están haciendo el “favor” de invitarlo. Para acabarla de joder hasta se llevan su sleeping porque seguramente alguna de esas jodidas no tiene uno y “como él no lo va a usar”, hay que aprovecharlo.
Ah, además, como Fernando no puede recibirlas el viernes porque no va a estar, pasan la noche en casa de las 2 viejas que viven a una hora del pueblo y salen el sábado en la mañana hacia Bordeaux.

 

 

Conclusión: El Araño es muy, muy, MUY aprovechable... para las cosas que le convienen al viejerío.

 

sábado, 15 de marzo de 2008

Hit the floor

 

Esto le pasó a una amiga de una amiga del Araño. A él se lo contaron y ahora él les pasa el chisme.
Parecerá cuento de hadas mexicano, pero “no me lo van a creer”…

 

Todo sucede en Hueva York una tarde de diciembre.
Bartola… bueno, quién sabe cómo demonios se llame en realidad la vieja, pero el Araño ahorita anda escuchando rrrrrrrrrrrolas de Chava Flores y de Pedro Infante y era ponerla Batola o Eufemia.

 

Retomemos la historia: Bartola estaba de viaje y se hospedaba en uno de esos hoteles pípiris nais de la Gran Calabaza… o algo así. Ya ven, pinches gringos y sus ciudades todas equis, sin historia ni porvenir.
Bartola regresaba de hacer “chopin” y tomó el ascensor. Dos tipos entraron junto con ella al elevador y se colocaron uno a cada lado de ella… pero no eran 2 tipos normales, sino que eran un par de negros (s’eh… perdón si suena racista, no es la intención, ¿pero si no es esa palabra cuál ponemos? ¿morenos? ¿mulatos? ¿de color?), ambos enormes y vestidos completamente de negro y con lentes obscuros. Uno de ellos bastante mamadolores y el otro normal, pero además llevaba un sombrero y una bufanda, como queriendo ocultar su identidad.

 

De pronto el pánico invadió a Bartola… los tipos se veían de muy, pero muy pocos amigos. Bartola estaba que se cagaba en los pantalones. Pensaba que apenas cerrándose la puerta del ascensor, los tipos la iban a poner una pistola en la cabeza, la iban violar por turnos y luego la iban a matar.
De pronto sintió que se le escapaba el alma. El tipo que estaba más trabado le dijo “hit the floor”. No le quedó de otra. Obedeció de inmediato. Soltó las cosas que traía en las manos y se tiró al piso.
Los dos tipos se miraron entre ellos. Poco faltó para que la Bartola empezara a bajarse hasta los calzones cuando otra vez el ponchado le dirigió la palabra y le preguntó que qué carazos hacía si él sólo le había pedido que le picara al botón del 4... es decir, “hit the four”.

Bartola se levantó, recogió sus cosas y oprimió el botón para ir al cuarto piso. Mientras que el ascensor ascendía (vaya… qué raro), los vatos estaban que no se aguantaban las ganas de reírse y la pobre Bartola sólo quería que se la tragara la tierra o que al menos se rompiera la cuerda del ascensor para olvidar el osote que acababa de hacer. Apenas llegaron al 4º piso, los tipos se bajaron y empezaron a reírse prácticamente en la carota de Bartola.

 

Después de medio superar el trauma, Bartola decidió que era hora de ir a comer algo al restaurante del hotel porque su solitaria ya clamaba por ser alimentada.
Cuando terminó de tomar sus sagrados alimentos llamó al mesero para pedirle la cuenta.
El mesero le dijo que no había problema, que la cuenta ya estaba pagada. ¿Pero cómo podía ser posible eso si Bartola no conocía absolutamente a nadie en Hueva York? El mesero le dio la respuesta: el hombre de la mesa de la esquina había pagado la cuenta.
Sí, era el tipo del sombrero y la bufanda que quería pasar desapercibido. El mesero le entregó además una nota que le enviaba el tipo misterioso…

 

“Gracias por la mejor carcajada de mi vida. WILL SMITH”


 

 

sábado, 8 de marzo de 2008

Síndrome inverso

Durante las vacaciones de navidad en París y después de haberse besuqueado con “una”, “alguien” se puso a platicar con el Araño. [No, no fue el Araño el que se besuqueó con “una”, sino “alguien” quien se besuqueó con “una”]

- Arañitoooooo…
- ¿’ora qué, we?
- No mams… me cae que esa vieja se me hacía más buenota cuando la conocí en el “stage” en el DF
- Ah… ya empezaste a sufrir del Síndrome del Ingeniero Inverso. No te preocupes, es normal.
- ¿Síndrome de qué?
- Del Ingeniero Inverso
- ¿Y eso cómo es?
- Te explico. Primero te cuento el Síndrome del Ingeniero, el normalito
- A ver…
- Pues mira, resulta que hay una teoría que yo considero cierta. Verás, en las facultades de ingeniería no hay muchas mujeres, y las pocas que hay por lo general son feas… pero feas con F de fundillo. Si consideramos el hecho de que los ingenieros no somos precisamente los tipos más amigueros del mundo, las posibilidades de conocer mujeres más allá de los 4 muros de la facultad de ingeniería es casi inexistente. Pues bien, si acabas la carrera quiere decir que te fumaste al menos 4 años y medio en la universidad, y la teoría dice que, después de todo ese tiempo, terminas “adaptándote” al entorno y tu… digamos… “instinto de reproducción” se modifica: las chavas que antes se te hacían horrorosas pasan a parecerte guapas. Técnica e inconscientemente terminas chutándole a lo que se mueva…
- ¡Ah, no mames! ¡Qué culero!
- S’eh, ya sé… está bastante sexista el asunto, pero por experiencia propia puedo decirte que es verdad
- Bueno… ¿y el inverso cómo es?
- Dejando la modestia a un lado, puedo decirte que ese síndrome lo acabo de inventar yo, y resulta mucho más fácil de comprender una vez que conoces el primero. Consiste básicamente en lo que te acaba de suceder: después de haber estado ya… ¿cuántos? ¿3 meses?... viendo a tantas chavas guapotas a diestra y siniestra que casi casi se te tuerce el pescuezo de tanto voltear, tu “estándar de calidad”, por decirlo así, sube. Es decir, las chavas que antes te parecían casi casi unas diosas de la belleza, ahora se te hacen de lo más equis, incluso te parecen feas.
- No-ma-mes…
- ¿Qué?
- ¡Que tienes toda la pinche razón del mundo!
- S’eh… y estoy tan seguro de estar padeciendo de ese síndrome que comienzo a creer que la teoría es más que cierta. Es más, ya casi se convierte en teorema.
- ¡En una de esas te andas ganando un Nobel, pinche Arañito!

El Araño les ofrece una disculpa a las mujeres si la entrada les pareció sexista y se sintieron agredidas, pero es lo que les está sucediendo a él y a los demás mexicanos en Francia.
Además, de qué le hacen, lo más seguro es que si se sintieron ofendidas es porque son feas,…¡jajajajaja!
Bueno… no se preocupen, el Araño las quiere mucho aunque estén feas… ¿verdad, Ñoña? [Ya estás poniendo un comentario ardilla, ¿verdad? ] ^^

Como quiera que sea… feliz día internacional de la mujer, independientemente de lo feas que estén ;)

 

jueves, 6 de marzo de 2008

Volver…

 

- ¿Ya te diste-s cuenta?
- ¿De qué?
- De que ya nada más te quedan 2 meses aquí… bueno… 2 meses menos los 6 días que ya van de marzo…
- Cállate. Ni me lo recuerdes.
- Está bien… 3 meses menos 6 días porque cambiaste la fecha del vuelo de regreso.
- Sí, ya lo sé. Lo que va a estar denso va a ser sobrevivir
- Como que ya dan ganas de regresar a Mexiquito, ¿no?
- ¿La neta?
- Sí.
- ¿La neta, la neta?
- Sí.
- N-E-L.
- ¿Y por qué no?
- Mejor dicho, para qué.
- Para ver a tu familia, para ver a tus amigos…
- ¡Ja! Como diría el cabo, ¿te cae que no estás mamando, Peyote? Familia… familia… Tú bien sabes que eso no existe en casa. Ni siquiera hogar. Casa. Si ya ves la que nos aplicaron. Tanta confianza hay en la “familia” que ni se tomaron la molestia de avisarnos que había un chamaco en camino.
-  Está bien, está bien… ¿y tus cuates?
- ¿Cuáles? ¿Los de la uni?
- Pues sí, ¿cuáles otros?
- Ese es el punto… Me acabas de dar la razón: “¿cuáles otros?”. Nada más están ellos y tú bien sabes que andan todos regados por el país. Hay algunos a los que no hemos visto desde que salimos de la carrera hace 2 años y a los otros los vemos ahí cada 2, 3 meses… excepto a la golfa del mal y al Piliberto que eran con los que vivimos durante esa breve aventura en el chilango, y de vez en cuando a la Willa y a la Ñoñaída si se atravesaba un puentezote como el del 1º de mayo. Ah, y también la Karencia, pero ella está en Madrí. ¿Vez? Técnicamente tengo más amigos y/o conocidos en Francia que en México. ¿Para qué regresarme?
- Bah… pinche insensible. Como diría la Ñoñaneth, ¿no “etstrañas” nada?
- Mmmmmmhhhhh… déjame masticarlo.
- Dios… eres tan rápido como un triciclo.
- Bueno, ya… extraño tener Internet en mi cuarto.
- ¿Algo no tan subjetivo?
- ¿La comida?
- Sí, por ejemplo…
- Beh… a veces sí me dan ganas de saborearme unos tacuaches de suaperro… pero ya viste, ¿qué tal quedaron los megasopes y las superquecas las 4 veces que lo hemos intentado? Sí, ya sé que nos costó uno y la mitad del otro encontrar la receta de la tortilla -casi- perfecta en Francia, ¿pero a poco no nos la rifamos?
- Ya lo dijiste. Nos la rifamos, pero aún así no es lo “mesmo”.
- Sí, ya lo sé, pero estás tarado si crees que nada más por eso voy a largarme de aquí en cuanto se termine mi contrato.
- Oh, bueno… ¿te doy más motivos?
- A ver… convénceme.
- La tele.
- ¡Ah, venga! ¡Ambos sabemos que la tele en México es una mierda!
- Pues… s’eh, tienes razón, pero la de acá es una mierda doble.
- Bueno, sí… Sobre todo a la hora de la comida, ¡no hay ni madres qué ver! Y los noticieros no son tan amarillistas, pero ¡ah, cómo repiten la misma pinche nota 3 veces en una sola hora!
- Punto para mí.
- Aún así no me convences. ¿Te digo lo negativo?
- Soy tooooooodo oídos.
- Para empezar, voy a regresar desempleado. Otra vez, para variar. ¿Te acuerdas de cuánto nos costó conseguir aquella chamba en el DF? Casi casi tuvimos que decirle a alguien más que nos prestara un huevo porque con 2 no era suficiente. ¿Y te acuerdas de cuánto nos pagaban? Mejor ni lo digo, nada más de acordarme me da pena.
- ¿Sabes qué? Tienes razón, mejor quedémonos a probar suerte.
- Sí, al menos durante un par de meses para regresar con algo de feria a México. Mira que mamá ya no puede tenerme de mantenido, acuérdate de que ahora que se libró de mi hermano y de mí, tiene que alimentar a sus nietos.
- Bueno… ¿Entonces qué? ¿Nos quedamos?
- Juega, pues. Pero… ¿sabes?
- ¿Qué cosa?
- A veces sí quisiera regresar.
- Úhquela… ya pareces vieja… a ver, ¿qué es lo que hace que te den ganas de regresar?
- El poder ir al estadio cada 2 semanas a mentar madres.
- Eso que ni qué. Ir a mentar madres al estadio es práisles, para lo demás tienes tu tarjeta de débito de Crédit Agricole con un putero de feria.
- ¡Amén!