Crónicas laborales 1

Domingo 26
El Araño ya tiene trabajo nuevo (por no decir “de a verdad”). Mamá acaba de enterarse un par de días antes. Ayer hizo su mudanza y hoy después de ver gana al Pachuca y de ir de comprarse un par de pares de zapatos nuevos, se lanza a la aventura al DFctuoso. El horario de verano no termina de cuadrarle y viajar en el camión cuando oscurece ya le da miedo por lo del asalto de 3 semanas atrás. Llega hasta la última estación del Metrobús, donde lo esperan Ricardo y el Fili. Es la primera vez que se reúne con 2 compañeros de la escuela desde mayo. A partir de ahora compartirá el cuarto con Ricardo, y Fili se les unirá en el transcurso de la semana.

 

Lunes 27
Ricardo lo lleva al trabajo porque el Araño aún no sabe qué pinches micros pasan por quién sabe dónde. Conoce a algunos más que también van a entrar a trabajar, la de recursos humanos se los caga a todos, prácticamente les dice que son unos pendejos nada más por no haber podido llevar toda la documentación necesaria para la contratación. Se agrega un wey al grupo, se ve que es extranjero, probablemente argentino o chileno. Como sea, los pasan al curso de inducción: que si los fundadores, que si los 5 hermanos, que si el pentágono del logo, que si las 5 letras del nombre de la empresa, que si los 5 pitos del Araño, blablablá. Les dan un recorrido por las instalaciones y los presentan con la gente a la que se encuentran. El argentino se queda por allá atrás mientras a los demás los siguen paseando. 20 minutos después pasa frente al grupo y hasta se tapa la cara. Así de mierda es la gente que va para los puestos altos: un instante y ya ni te conocen.
Les avisan que al corporativo hay que ir de traje de lunes a jueves, y los viernes se puede ir un poco más casual. Genial… el Araño no lleva traje, s ele olvidaron las corbatas y sólo lleva 2 camisas decentes con un miserable suéter. A ver cómo se las ingenia.
Diiiiiiiiicen que hay servicio de comedor, pero cuando te dicen “vayan al banco, coman y los veo aquí cuando regresen” instantáneamente intuyes que quiso decir “vayan al banco, coman allá afuera y los veo aquí cuando regresen”.
Genial… al llegar al banco se dan cuenta de que dejaron las credenciales en la vigilancia de la empresa, así que hay que volver por ellas. Regresan. El wey que está haciendo como 5 cosas a la vez y que es uno de los dos que abren cuentas les hace peder otras 2 horas. La solitaria del Araño y también las de los demás ya chillan de hambre. Ni modo, a echarse unos tacos afuera del banco, justo frente a TV Azteca. Definitivamente, si hay algo que extraña El Araño de Pachuca son los pastes, los tacos del DF no les llegan ni a los tobillos. Regresan, entregan sus papeles, los pasan al área de sistemas a perder una hora más y los dejan irse a sus respectivas jaulas.

 

Martes 28
El que supuestamente es el jefe del Araño está de vacaciones. Él y otro chavo son los nuevos para el puesto de implantador de sistemas. Hasta ahora sólo saben que van a andar viajando un chingo yendo a las tiendas nuevas a instalar el equipo y a echar a andar las comunicaciones. Ante el aburrimiento mejor se ponen a ver lo que le explican al nuevo de soporte acerca de cómo se arreglan las básculas y escáneres de códigos de barras que se usan en las tiendas.
Aburrición total. Prácticamente El Araño sólo fue a pendejear 8 horas y a comer por $10. 48 horas sin revisar el mail… eso es sacrilegio para el Araño.

 

Miércoles 29
Si el martes fue horrible, el miércoles fue fatal. Diría Wanda “nadie ha muerto de aburrimiento, Timmy”. César, uno de los implantadores, medio les explica a Paco y al Araño de qué se trata el trabajo. El jefe de soporte puso a los de soporte y a los nuevos (El Araño incluido, aunque sea implantador) a sacar toda la mierda que tenían atrás de los cubículos: equipo inservible, máquinas obsoletas y saqueadas, equipo de tiendas que se habían cerrado… es lo genial de ir 4.5 años a la universidad.

 

Jueves 30
A seguir sacando chingaderas de atrás de los cubículos.
“Chavos, que uno de ustedes se va de viaje la semana que viene”, les dicen a Paco y al Araño. Los dioses de las monedas de $10 deciden que sea el Araño quien vaya. Le toca ir a El Grullo… dicen que está en Jalisco, dicen que está por Guadalajara, dicen…
Ni modo, a ponerse en chinga loca para conseguir el formato de anticipo de viáticos y los boletos de avión de México a Guanatos porque el viernes no se trabaja. El famoso Camaleón será su maestro en los siguientes 10 días.
7:15, a meterle velocidad porque el partido del Pachuca está por comenzar y Ricardo ya espera al Araño en el bar. El Araño pensaba irse a Pachus el viernes en la mañana, pero Ricardo le dice que piensa irse después de que termine el partido. Ya vas. Un gol que lo hizo soñar (de Chitiva), una pendejada que lo hizo encabronar (de Cacho), 2 cervezas que lo medio empedaron (de coco, muy ricas), un gol más que lo hizo sufrir (de Suazo), y una mamada que lo hizo emputarse (de los culeros del bar, que le cambiaron al puto partido de las putas chivas contra el puto Americana 15 minutos antes de que acabara el del Pachuca cuando todavía ni pasaba el himno).
Regresan a la casa  empacan las cosas. Ricardo se acuerda del Fili. “¿Qué pedo? ¿Ya tienes listas tus cosas? Va, vamos para allá”.
El tráfico es un pinche insulto. Salieron de la casa como a los 20 minutos del 1er tiempo del puto clásico y llegaron a casa del Fili faltando 5 minutos para el final. Trepan las cosas del Fili a la nave, le echan 100 fierros de gas y parten. El Fili insiste en que se queden, dice que va a ir al Sis Flacs (al Six Flags, pues…) mañana. Bah… ni madres, el Araño y Ricardo se van.

 

Viernes 1
Si el tráfico para ir por el Fili había sido un insulto, el que había para salir del DFctuoso era un atentado contra los derechos humanos. Calles cerradas, coches descompuestos, borrachos cruzándose caminando por Insurgentes a las 2 de la mañana y cabrones manejando despacio por ver a las putas putas de Sullivan.
Indios Verdes, ¡al fin! El Araño quedó noqueado. Apenas y alcanzó a ver por la ventana que pasaron cerca de su rancho y recuperó el conocimiento 10 minutos antes de llegar a casa. 4 de la mañana. Mamadas. Ya ni sueño tiene. Su hermano se despierta. “Cabrón… hasta asustas. Pinches horas de llegar”. Se va a dormir mientras el Araño se pone a consumir su dosis de internet.
El Araño es el 2° en levantarse y bañarse al día siguiente, ni sabía que el Kanelo estaba en la casa, esa pinche res puede, sin pedos, quedarse dormida todo el día sin tener remordimiento alguno. El Kanelo y el PsychoHermano del Araño van en la moto a un lugar ahí “cercas” a ver unos autoestéreos. El local está cerrado pero aprovechan para echarse unos tacos, regresan por sus maletas y se van.
El Araño se queda esperando a “aquella”. Los minutos se le hacen horas hasta que a ella se le hace bueno llegar. Omitamos detalles, sólo digamos que el Araño tuvo que ir al cuarto del Kanelo por “el de emergencia” que guarda en la cajita de Ben Harper que por cierto era de los del Seguro. Sí entendieron, ¿no?
Las horas volaron y en un parpadeo el Araño ya estaba yéndose al pueblo.

 

Sábado 2
Como todos los fines de semana en el pueblo el Araño no hizo otra cosa además de aburrirse, pero ahora fue menos porque hizo su maleta desde temprano. Buscó un mapa de El Grullo. Según lo que vio estaba relativamente cerca de Guadalajara, en el mapa aparentaba no esta a más de 200 Km. En la tarde tomó sus chivas y se fue al DF porque el vuelo salía temprano. Eso de llevar maleta, maletín, mochila y además una cobija está bastante cabrón.
Quería ir a comprarse una lap, pero cuando llegó vio que el cuarto estaba hecho un asco gracias al Fili y mejor se quedó a arreglar el desmadre. Ni modo, la comprará cuando regrese.

 

Domingo 3
A levantarse temprano. El avión sale a las 9, pero diiiiiiicen que hay que llegar 2 horas antes. Es mejor evitarse mamadas y llegar temprano. El Camaleón llega un rato después. Van y se echan un café en el Starbucks, patrocinado por la empresa, se trepan al avión y una hora después ya están pisando Guanatos. De ahí a la central. No buscan mucho y les toca la mala suerte de agarrar el camión de 2ª que ni siquiera los deja en El Grullo, sino que los deja en Autlán. Durante el camino el Araño sufre porque saliendo de Guadalajara su Movistar no es nada más que un bonito pisapapeles de $1200 que además da la hora, aunque mantiene la esperanza de que más hacia el sur vuelva a la vida; además sufre porque se está perdiendo el partido del Pachuca y  se está dando cuenta de que el plan de ir a Guanatos la semana siguiente se esfuma al ver que ya son más de 2.5 horas de viaje y aún no llegan ni a Autlán; peor aún, el del camión les dice que falta como hora y media para llegar, luego prende la radio, el Pachuca ya va perdiendo 1-0 y no pudo remontar.
Llegan a Autlán, toman la micro, los dejan en la dizque alameda de El Grullo (sí, “de El Grullo”, no “del Grullo”) y preguntando llegan a uno de los dos hoteles que hay en le pueblo. Después de todo el pueblo no está tan culero, incluso está unas 4 veces mejor que el del Araño… por ejemplo, aquí sí hay banco (3 de ellos al menos), correo y telégrafo, lo que sí es que encontrar un restaurante que facture es extenuante, incluso parece no haber alguno que lo haga, y el que aparentemente lo hace está organizando un festival del mariachi y son 100 bolas de cover. Ni modo, a comer donde caiga… y ese “donde caiga” fueron unos taquitos piteros con menos carne que un niño somalí.
No hay mucho qué hacer, el pueblo parece estar muerto. Ni modo, una vuelta a la plaza temprano en l noche y ya, a encerrarse al hotel.
La primera instrucción que recibe el Araño es la de hablar en código. Dice el Camaleón que cuando pescan algo, se dice “ya agarré conejo”. Según él, en este negocio se agarran conejos muy seguido. Ya verá el Araño si es cierto.