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miércoles, 3 de diciembre de 2008

La Teuf (La "TaFies")

Eran los últimos días de noviembre, o probablemente los primeros de diciembre. Era fin de semana y el Araño se había quedado solito en el pueblo porque las chavas se habían ido a hacer compras de Navidad a París. Evidentemente el Araño se quedó porque no pensaba gastar -mínimo- 50E para ir y volver de París, 40 por 2 noches de hostal, 12 de metro, 20 más en cafés y comida, y aparte comprar regalitos que ni iban a caber en su maleta cuando regresara a México.

Era sábado en la tarde... bueno, no era tan tarde pero lo parecía, porque el invierno europeo es una mentada de madre, el sol sale a las 9 y se mete a las 6. Afortunadamente la casa del Araño quedaba muy cerca del centro, era cosa de caminar 3 cuadras. Faltándole una cuadra para llegar al centro, se topó con unos alumnos en la esquina, Stan entre ellos.
- ¿Qué pasó? ¿Qué andas haciendo?
- Nada, aquí nada más dando la vuelta. Las chavas se fueron a París y salí a dar una vuelta para no aburrirme, aprovechando que todavía no empieza a hacer tato frío
- ¿Ah... oye, no quieres venir a mi casa a echarte un cafecito?
- Pues... sí... sí, ¿por qué no?

Abandonado, solitario y sin nada más qué hacer... sí, eran los alumnos, y eso de que el profe ande en la pachanga con los alumnos como que nomás no cuadra, pero a final de cuentas ni era una borrachera ni el Araño era verdaderamente un profe, además, una de las profas con las que trabajaba ya le había dicho "si te invitan, acepta; no importa a qué te inviten, tú ve".

Total, se echaron un par de cafecitos y una chelita. Un rato después, Stan le dice al Araño:
- Oye, ¿no quieres venir con nosotros a una fiesta?
- ¿Qué tipo de fiesta?
- Es un cumpleaños
- ¿De quién? ¿L@ conozco?
- No sé... yo creo que no... se llama Ophélie
- No, pues quién sabe... mira, yo sí iría pero... ¿estás seguro de que puedo ir así nomás sin que me hayan invitado? ¿y si mejor llamas para preguntar?
- Cierto, cierto... a ver, espera
¡¡Riiiiiiiiiiiiiiiiing!!
¡¡Riiiiiiiiiiiiiiiiing!!
- ¿Bueno? ¿Ophélie? Oye, tengo aquí a un amigo y quiero ver si no hay bronca si lo lelvo conmigo a la fiesta. ¿No? Órale, gracias, Nos vemos al rato. ¡Adiós!  Pues ya está, ven con nosotros, no hay problema... nada más que es de disfraces
- (Putíííííííísima madre...) ¿Y tú de qué te vas a disfrazar?
- De futbolista. Mira, la poderosa de Italia
- No, pues yo me pondría al de México, pero no tengo short y mis patas de pollo dan pena ajena... mira, deja voy a mi casa a buscar algo para ponerme y vuelvo
- Nosotros te llevamos ahorita, deja nada más que terminemos de disfrazarnos

Ya como a las mil ochomil estuvieron todos listos y llevaron al Araño a su jaula. Y, hombre, la verdad es que cuando uno se va a Francia en lo que menos piensa uno es en que lo van a andar invitando a una fiesta de disfraces, así que al Araño no le quedó de otra que ponerse encima el sarape y llevar una botella de tequila para complementar el disfraz, además de unas cuantas cajetillas de cigarros porque el negocio nomás no le había salido.

Con disfraz improvisado y todo el rollo, llegaron a la fiesta..

Antes de comentar lo visto por el Araño en dicha pachanga, pongámosla en contexto mexicano:
En México, cuando vas a la prepa, existen básicamente 2 tipos de fiestas: con y sin supervisión paternal.
En las pedas clandestinas del tipo 1 a lo más que aspiras es a comprar mezcal, el cual es adquirido por el fósil del grupo, que es el único que tiene más de 18 años. Desmadre y desmergue en su estado más puro, todos se comportan de la misma manera en que lo hacen en el salón de clases.
En cambio, cuando en una fiesta están los papás del organizador, eso se vuelve un monumento a la santurronería. Nada más para empezar no hay ni una sola gota de alchol y todos responden "no, ¿cómo cree?" cuando la mamá del festejado les ofrece una copita de lo que sea, y además todo el mundo se comporta correctamente... nadie dice "¡Órale, pinche Pitufo hijo de la chingada! ¿Cómo estás, cabrón? ¡Muchas pinches felicidades, puto!", sino que todos dicen "Muchas felicidades, Juan, te deseo lo mejor en este día, amigo". Nadie dice "¿Dónde está el pinche baño, cabrón? ¡Me etsoy meando, hijo de la chingada!", sino "Señora, ¿sería usted tan amable de permitirme usar su baño?".

Imagínense cómo se pusieron los sensores arácnidos del Araño cuando notó que los papás de la festejada estaban en la fiesta... pero apenas entrando, lo primerito que le ofrecieron al Araño fue... ¡alcohol! y además ¡era la mamá de la festejada quien preparaba y servía los tragos!
Además había un wey disfrazado de vieja sujetando un letrero hecho en cartón. Había una palabra que el Araño no entendía y que era fundamental para entender el mensaje, así que tuvo que preguntar... literalmente el cartoncito decía "10E la mamada"... sí, esta vez sí era de esas mamadas que a uno le interesan.

Así fue como todas las leyes acerca de las borracheras preparatorianas que el Araño creía ciertas hasta ese momento se vinieron abajo y se contradijeron totalmente... ¿estaba bien? ¿estaba mal?
Quién sabe... pero igual sería bueno que la gente en México tomara un poquito el ejemplo franchute y no fuera taaaaaaaan pinche santurrona.

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