SpiderLust Banner

SpiderLust Banner

lunes, 7 de enero de 2008

Metrifulca

 

Hay una estación en el metro de París que tiene una decoración en el techo (algo blanco, por cierto) hecha con mosaiquitos. Está bastante mono (¿me prestas $20?) el asunto, así que las chavas decidieron que valía la pena gastar unos cuantos megabytes de las memorias de sus cámaras digitales y tomar un par de fotos.

Tal vez sea por el hecho de que en el DF no hay banquitas ni barditas para sentarse mientras uno espera a que pase el metro, pero en París (aghhhhhhhh…. pinche París chaqueto) sí, y las hay a lo largo de todo el andén y dejan que los vagos DUERMAN ahí… cosa que el Araño JAMÁS ha visto en lugares “incivilizados” como México. Allá, si bien les va, los vagos duermen junto a la reja que está entre las escaleras y la entrada al metro, pero NUNCA en el andén.

El caso es que esa noche había ahí un puto vago de esos, comiendo pistaches (o alguna cosa así porque en el piso había un montón de cascaritas) y tomando vino.
Sí, aunque seas un vago, en lugares “incivilizados” como México está mal visto que te andes paseando con un pomo por la calle, en cambio, en París (pinche París chaqueto…) es un asunto que los tiene sin cuidado.

Las chavas comenzaron a tomar fotos de los decorados del metro… y al parecer fue algo que al pinche vago no le agradó. Empezó a mirarlas feo y gritarles groserías… o intentos de groserías, porque de lo borracho o gangoso que estaba apenas se le entendían 2 que 3 palabras mal pronunciadas… “salopa” en lugar de “salope” (pronunciar “salóp”) fue la más clara.

Todos decidieron simplemente ignorarlo, aunque el joto del Poncho se puso dizque a hacer la traducción diciendo puras mamadas… y los demás cagándose de la risa.
Puede que el vago se la haya tomado personal por lo de las risas, así que en una de esas se levantó encabronadísimo de su asiento. Se le notaba en los ojos. Se acercó, pasó por detrás del Araño. El joto del poncho estaba apañadísimo, se agarraba del asiento con las uñas y hasta con las nalgas.  El Araño no volteó a ver, pero el vago se detuvo entre él  y una de las chavas. De buenas a primeras y sin decir “agua va”, el vago empujó al Araño hacia un lado.

Para ese momento el Poncho ya se había cagado en los calzones, las chavas estaban más pálidas que un chino y el Araño tenía ganas de que alguien los demás le ayudaran a echarle montón al puto vago para meterle la madriza de su vida.

No pasó a mayores. El vago se alejó gritando (¿balbuceando?) mamada y media, el Araño se quedó con las ganas de repartir porrazos y los demás se quedaron con el susto.
Llegó el metro, se subieron, el vago regresó a su asiento en el andén y el Araño le rayó la madre desde la ventana… pero el cabrón vago ni tinta se dio.

Ese día las chavas aprendieron que ir con el Poncho no garantiza que vayan a estar seguras en las calles de París.

 

5 comentarios:

  1. jajajajjajaja me hiciste reír muchsisiisisismo y claroooo me imaginé toda la escenaaaaa y a ponchoooooo haciéndolas reír y después huyéndoleeee jajajajjajajajajjaja qué risaaaaaaaa

    ResponderBorrar
  2. Ahhh los encantos de París.... ¿no es hermoso?

    ResponderBorrar
  3. No manches!
    Qué arañoaventuras... fue buenísimo. jajajaja

    ResponderBorrar
  4. Hehehe como se nota que no viajas en Metro, que pero le pones a nuestra maravillosa línea que corre de Buenavista a Ciudad Azteca, ahí tienes un detalladísimo trabajo en azulejos haciendo alusión a cada una de las estaciones, y no solo en esta línea, tamben hay en otras estaciones como en el metro Chabacano donde hay una de unos pececitos bien chispa. Sólo es cosa de que prestes atención. MDR.

    ResponderBorrar